PRÁCTICA MÉDICA
En consecuencia, la práctica médica o acto médico se refiere a lo que realiza el profesional de la medicina en el desempeño de su profesión frente al paciente (ética médica individual) y a la sociedad (ética médica social).
La Ética Médica es una "disciplina que fomenta la buena práctica médica, mediante la búsqueda del beneficio del paciente, dirigida a preservar su dignidad, su salud y su vida". La docencia e investigación médicas, son también parte constitutiva de la práctica médica, y su realización se inscribe en las más antiguas tradiciones y son esfuerzos sociales corporativos de la más alta responsabilidad, por lo que su orientación y control se fundamenta en los principios éticos más relevantes de nuestra época.
Por todo lo anterior, cabe señalar que la excelencia del ejercicio médico se fundamenta en principios éticos. De las diversas teorías propuestas en las últimas tres décadas , el marco teórico propuesto por Beuchamp y Childress destinada a aplicar las normas para regular la investigación biomédica y aplicar los principios éticos a la práctica médica, son los principios de autonomía, beneficiencia, no maleficiencia y justicia. Cuando la práctica médica procura la beneficiencia sin consideración del ejercicio legítimo de la autonomía del paciente, tal conducta resulta en paternalismo no justificado; si el respeto irrestricto de la autonomía desconoce la ilegitimidad de tal principio en ciertos casos (por la no posesión de capacidad, libertad, posesión de derecho e información adecuada), tal conducta deriva en negligencia.
En conclusión, la ética médica es la disciplina que se ocupa del estudio de los actos médicos desde el punto de vista moral y que los cualifica como buenos o malos, a condición de que ellos sean voluntarios y conscientes. La ética médica orienta la conducta de los médicos hacia el bien, busca lo correcto, lo ideal y la excelencia.
¿Qué es la ética médica y cómo ha evolucionado?
Todas las profesiones tienen sus propios estándares éticos. La ética médica es un sistema de principios morales que se aplican a la práctica de la medicina clínica y la investigación científica.
Entre los principios que rigen la ética en medicina encontramos los de honestidad, cuidado, integridad, no discriminación y confidencialidad. Gracias a la ética médica, el paciente tiene la seguridad de que su información personal será privada, o que se respetarán sus deseos de atención mientras esté incapacitado.
Cómo han evolucionado los principios de ética en la práctica médica
La ética es tan valorada en la medicina que todos los médicos se comprometen a adherirse al juramento hipocrático. Este juramento, formulado por el médico griego Hipócrates hace unos 2.500 años, describe los principios de la ética médica; muchos de los cuáles siguen vigentes hoy día. En la actualidad todos los fundamentos éticos se recogen en el código internacional de ética médica.
Sin embargo, la ética médica cambia conforme cambia la sociedad y su brújula moral.
Para ver el avance de la ética en la práctica médica nada mejor que comprobar como algunas prácticas médicas habituales hace décadas nos parecerían aberrantes hoy día. Buena muestra de ello es la lobotomía, una operación en la que los médicos rompen conexiones en el cerebro de los pacientes para tratar afecciones como la depresión y la esquizofrenia. En el apogeo de la práctica de la lobotomía en la década de 1940, antes de los avances en la atención de la salud mental, este procedimiento era poco cuestionado dentro de la comunidad médica e incluso consiguió un Premio Nobel en 1949.
Otro ejemplo. En la década de 1950, la granjera de Virginia Henrietta Lacks se enfrentaba a un cáncer. No sabía que una de sus muestras de tejido se utilizaría durante décadas en investigaciones científicas: desarrollo de vacunas contra la polio, viajes al espacio, mapeo de genes y mucho más. Nadie le pidió permiso y su familia no se enteró durante 25 años, y solo entonces porque un investigador se puso en contacto con ellos pidiéndoles muestras de su ADN.
¿Estuvo mal? Para los investigadores de la época puede que no, en cambio hoy consideramos que tomar muestras no autorizadas de pacientes para la investigación no es correcto.
Y hoy día, la experimentación animal encuentra cada vez más rechazo en la sociedad.
La ética en la práctica médica
La medicina se sustenta en el principio del servicio al ser humano en función de su salud. Sus objetivos son: propiciar su bienestar físico y mental, curar o por lo menos aliviar su enfermedad. Su ética es antropocéntrica, es decir humanística. Por lo tanto, el médico como profesional tiene el imperioso deber de cumplir sus funciones sobre la base de sus competencias derivadas de sus conocimientos científicos y verdades actualizadas, aplicándolas con calidad, responsabilidad, con experiencia y aplicando otras virtudes humanísticas que lo comprometen al buen hacer, con prudencia, con sabiduría y con discernimiento.
Estos "requisitos esenciales" deben consistir en conocimientos médicos, habilidades clínicas, actitudes profesionales características del comportamiento y de ética que todos los médicos deben tener, sea cual fuere el lugar donde recibieron su formación.
En consecuencia, la práctica médica o acto médico se refiere a lo que realiza el profesional de la medicina en el desempeño de su profesión frente al paciente (ética médica individual) y a la sociedad (ética médica social). Los actos que lleve a cabo en función de su vida privada, no profesional, caerán en el campo de la ética general, la misma que permite juzgar los actos de cualquier persona. Es toda acción o disposición que el médico realiza en el ejercicio de su profesión en el proceso de diagnóstico, tratamiento y pronóstico, así como los que deriven directamente de éstos.
La medicina ha evolucionado con el paso de los siglos de manera exponencial. Esta es una de esas afirmaciones que, por sólida y evidente, deja poco margen al debate. Pero claro, si hoy hablamos de un progreso de dimensiones astronómicas en el campo de la investigación médica, quiere decir, de manera irremediable, que los estándares de calidad dejaban bastante que desear no hace muchos años atrás. Imagínense las prácticas médicas que uno puede encontrar si se remonta a épocas pretéritas.
Efectivamente, son muchas las barbaridades que se han hecho en nombre de la medicina a lo largo de la historia. Algunas se perpetraron por desconocimiento, aunque de buena fe; otras, seguramente, por exceso de soberbia; y otras tantas por un afán puramente crematístico, aprovechándose de la desesperación de quien creía encontrarse a las puertas de la muerte. Los que siguen son algunos de los múltiples ejemplos de métodos extravagantes vinculados con la salud que se han llevado a cabo alguna vez con resultados más que cuestionables.
El origen de la medicina y sus principales avances
Las medicinas griega y romana supusieron un gran impulso para la humanidad, de hecho durante estos siglos vivieron algunos de los médicos más famosos de la historia. Los humores de Hipócrates o las teorías de Galeno de Pérgamo sirvieron como base de la medicina occidental durante más de mil años.
El origen de la medicina se remonta prácticamente a la propia aparición del ser humano, ya en el Neolítico se han detectado diferentes patologías como la artritis o la acondroplasia, y hay muestras evidentes de que ya en esta época se realizaban trepanaciones. Sin embargo vamos a comenzar el repaso por los principales avances de la medicina y la historia de la medicina desde la antigua Mesopotamia.
El origen de la medicina y su desarrollo posterior
Hace unos 6.000 años florecieron entre el Tigris y el Éufrates las primeras civilizaciones humanas, en Mesopotamia ya se tenía un gran conocimiento de la medicina, de hecho en el Código de Hammurabi ya se hace una referencia muy intensa a la praxis de los médicos y a sus modos de curar. Básicamente la enfermedad era vista como un castigo de los Dioses por una acción impura, y sus métodos tenían más que ver con el animismo que con la propia ciencia.
Los primeros métodos verdaderamente científicos comenzaron a desarrollarse en la civilización egipcia, Heródoto llegó a escribir que en el Antiguo Egipto existía un médico para cada enfermedad. Es cierto que los egipcios todavía tenían una visión teológica de la enfermedad, sin embargo fueron los que comenzaron a buscar explicaciones científicas a los síntomas estableciendo el origen de la medicina.
Las medicinas griega y romana supusieron un gran impulso para la humanidad, de hecho durante estos siglos vivieron algunos de los médicos más famosos de la historia. Los humores de Hipócrates o las teorías de Galeno de Pérgamo sirvieron como base de la medicina occidental durante más de mil años.
La medicina medieval combatía las pequeñas dolencias con mayor o menor fortuna y trataban de aminorar las crónicas, sin embargo poco pudieron hacer contra las grandes epidemias que asolaron a la humanidad durante aquellos años. Como otros aspectos de la cultura, la medicina sufrió un gran atraso durante los casi diez siglos que duró la Edad Media. En estos siglos fueron los científicos árabes los que revolucionaron la medicina con novedades como la cura con alcohol, y nombres como el de Avicena, que generalizó la medicina. La expansión musulmana permitió que muchos de estos avances llegaran a occidente.
El siglo XVII y la ilustración trajeron grandes avances y comenzaron a democratizar la ciencia medicinal, además de ordenar sistemas, de esta manera los médicos tenían diferentes métodos para asegurar sus tratamientos. El siglo XIX y XX han visto la revolución de los utensilios médicos, gracias al desarrollo tecnológico se han podido tratar diferentes dolencias con absoluta fiabilidad y previendo tratamientos apropiados para cada caso.
El principio de beneficencia está cercanamente relacionado, y se refiere a que los actos médicos deben tener la intención de producir un beneficio para la persona en quien se realiza el acto. Estos dos principios pueden ejemplificarse con cualquier tratamiento médico, como un medicamento o una cirugía. Cuando un médico prescribe un tratamiento debe tener dos intenciones en mente: en primer lugar, no hacerle daño, y en segundo lugar, beneficiarlo. Esto puede parecer obvio y repetitivo, pero la diferencia entre no dañar y mejorar es importante. Todos los tratamientos médicos tienen efectos adversos o dañinos, incluso pueden resultar fatales y la mayoría de las veces no puede saberse con seguridad si el efecto adverso ocurrirá o no. De ahí que es necesario asegurar que la intención de indicar un tratamiento no es producir un efecto adverso, sino por el contrario, darle un beneficio al paciente. Cuando un médico considera los potenciales beneficios y los potenciales efectos adversos de un tratamiento, está haciendo un análisis de riesgo/beneficio, y en la decisión final de prescribir o no un tratamiento se rige por los principios de no maleficencia y beneficencia simultáneamente.
Aspectos éticos en la atención médica
El principio de autonomía alude al derecho del paciente de decidir por sí mismo sobre los actos que se practicarán en su propio cuerpo y que afectarán de manera directa o indirecta su salud, su integridad y su vida. El ejemplo máximo del respeto a la autonomía del paciente es el consentimiento informado, que significa que es necesario que el paciente otorgue su permiso para que cualquier acto médico sea practicado en su persona. La razón para esto es que todo acto médico puede tener efectos indeseables e impredecibles, y el paciente debe entender que al aceptar un acto médico está corriendo un riesgo razonable con la expectativa de obtener un beneficio. No obstante, para que un paciente pueda autorizar un acto médico, debe contar con la información suficiente y necesaria, en términos que le sean claramente entendibles; por eso se llama consentimiento informado. Otro ejemplo del respeto al principio de autonomía es la toma de decisiones conjunta, y no significa que el paciente decida de manera absoluta, sino que la decisión final es el resultado de un diálogo entre médico y paciente en el que el primero actúa como orientador y facilitador, y el segundo aporta sus deseos, valores y expectativas. Un ejemplo más en el que el principio de autonomía juega un papel central es el secreto profesional. Toda la información que un paciente comparte con su médico es estrictamente confidencial y el médico no debe revelarla sin el permiso del paciente.
HISTORIA DE LA ÉTICA MÉDICA
ÉTICA MÉDICA
BENEFICENCIA Y AUTONOMÍA
Tradicionalmente, el médico se ha visto a sí mismo como un pequeño patriarca que ejerce dominio sobre sus pacientes y exige de estos obediencia y sumisión (paternalismo). Para Aristóteles, el enfermo es como el niño o el esclavo, un irresponsable, incapaz de moralidad, que no puede ni debe decidir sobre su propia enfermedad. La enfermedad tiene para ellos un carácter inmoral. La actitud del médico con el enfermo es algo religioso. El médico es una especie de sacerdote. Este es el paternalismo médico que ha predominado en la medicina occidental desde el s. V a.C. hasta nuestros días. Este médico hipocrático y galénico, se va a secularizar en el transcurso de la modernidad, sin perder su carácter paternalista. Para Percival (Medical Ethics) su máxima es condescendencia con autoridad. Cree que el paciente puede empeorar si sus decisiones y preferencias individuales son autoritariamente anuladas. Esta doctrina se recoge en 1847 en el Código de la American Medical Association, y tras él la mayor parte de los códigos nacionales de ética médica. Por tanto, la tradición médica desde los hipocráticos hasta la actualidad, ha defendido siempre el criterio ético de beneficencia. Esto ha sido entendido como un paternalismo, negando al paciente su capacidad de decisión, por tanto conculcando su autonomía.
El derecho y la ética modernos producen un cambio drástico en el concepto de naturaleza. El orden moral es el opuesto del orden natural. Lo moral se opone a lo físico. Locke (1690) en su justificación intelectual del liberalismo, hace una enumeración de los derechos humanos, que están en el origen del derecho constitucional moderno.
Entre ellos se incluye el derecho a la salud. Este es un derecho individual y negativo: Depende únicamente de la iniciativa de los individuos, no es un derecho social (individual), y no necesitan de nadie que lo legisle, y es exigible antes de su legislación (negativo). Este es el primero de los derechos de los pacientes. Es un derecho a no padecer enfermedad sin causa. Se basa, al igual que los demás derechos defendidos por el liberalismo en el principio de autonomía.
Se definía este principio como: Todo ser humano posee en principio completa libertad para ordenar sus actos y para disponer de sus propiedades y de su persona de acuerdo con su voluntad, dentro de los límites de la ley natural, sin que su decisión pueda depender de la voluntad de ninguna otra persona.
Este principio de autonomía revolucionó la vida política y moral de Europa. Ya no valen los conceptos autoritarios heredados, sino una organización basada en criterios democráticos y participativos. Moralmente, el egoísmo (individualidad y autonomía), antes denostado como un vicio, pasa a considerarse una virtud. El hombre es egoísta por naturaleza (lobo para el hombre), pero también es social. Este liberalismo se intenta trasladar a la salud, y siguiendo las ideas de Adam Smith surgen intentos de liberalización del mercado sanitario, eliminando el monopolio, con la oposición de los médicos. Estos intentos fracasan, pero va cristalizando la idea de la autonomía del enfermo frente al paternalismo del médico. Se propone que la información es un deber primario del médico, surgiendo el concepto de Consentimiento Informado. En esta evolución, como veremos más adelante tienen una gran trascendencia las decisiones judiciales
JUSTICIA.
Para los griegos el objetivo de la ciencia política es el logro de la justicia. El bien común está por encima de los bienes individuales. La justicia tiene un sentido físico, el ajustarse al recto orden de la naturaleza. Esto empezó a cambiar a los inicios de la modernidad, al contraponerse el orden moral al físico. La naturaleza está ajustada, pero carece de justicia. Solo el hombre puede ser justo, por su inteligencia y su libertad. El hombre puede establecer un contrato social para conseguir la justicia.
Para Locke, la justicia solo ha de proteger los derechos humanos básicos. El liberalismo radical de los siglos XVII y XVIII piensa que simpatía y caridad son esenciales para el orden social, pero no deben confundirse con la justicia. El liberalismo defiende que la justicia debe proteger los derechos civiles y políticos. Estos derechos son negativos: el estado debe actuar evitando que alguien los conculque. Se denominan derechos humanos de primera generación. Esto se consiguió con la Revolución Francesa (1789)
En el s. XIX surge el socialismo, que añade a los derechos humanos conseguidos por los liberales los derechos económicos, sociales y culturales (derechos de segunda generación). El estado debe defender positivamente estos derechos. Para conseguir esto se hicieron revueltas callejeras en 1848. Ese mismo año, se promulga la primera Constitución (C. Francesa), que menciona el derecho a la educación, a la asistencia social y al trabajo. Sin embargo, el derecho a la asistencia sanitaria no entraría en los textos constitucionales hasta el siglo XX (1919, Constitución de Weimar), cuando aparecen los seguros de enfermedad.
La idea de justicia hoy vigente en nuestro medio cultural no es ni naturalista, ni liberal ni socialista. Es una idea que engloba a estas dos últimas, y que se basa en los derechos del hombre tanto de primera como de segunda generación, civiles y sociales.
NOTA: En este tema no se evidencia Exposiciones e evidencias de notas en clase ya que por cuestiones de entrega final este tema se desarrollo de manera autodidacta con material brindado en clases y plataforma
ÉTICA MÉDICA
La ética médica (conjunto de principios y normas morales que regulan la asistencia médica) tiene como fundamento ineludible el comportamiento y las relaciones interpersonales establecidas entre un médico (sabedor, conocedor y actor competente) y un paciente (objeto y sujeto, a la vez orgánico, social y personal), en el que aquel ve a un amigo.
El término bioética es de reciente aparición (1971), y expresa la ética de la vida biológica. Trata de sustituir a otros términos como ética médica o deontología médica, dándole un enfoque secular, interdisciplinario, prospectivo, global y sistemático. Este término permite la incorporación de otros profesionales de las ciencias de la vida, o del derecho. Es decir, la parte de la ética o filosofía moral que estudia la licitud de las intervenciones sobre la vida del hombre, especialmente en la Medicina y las ciencias de la vida.
Ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. La moral es lo relativo a las acciones o caracteres de las personas desde el punto de vista de la bondad o malicia. Es aquello que no pertenece al campo de los sentidos o de lo físico, sino al del entendimiento, conciencia o lo espiritual. Tampoco pertenece al campo jurídico, sino al fuero interno y el respeto humano.
El término "ética" procede de la palabra griega "étos", que significa costumbres o conducta, y tiene etimológicamente un significado equivalente al término "moral" que deriva del latín mos, moris. Aunque ambas palabras tienen el mismo significado, a la moral se le suele atribuir una connotación religiosa, mientras a la ética se le aplica un sentido más civil o secular. Sin embargo, en la práctica pueden utilizarse indistintamente para referirse a la disciplina filosófica que estudia mediante la razón "como debemos vivir".
El término "deontología" viene del griego deon, deontos, que significa deber, obligación, y a veces se ha utilizado como sinónimo de ética y moral. Históricamente se ha referido al conjunto de deberes de una profesión expresado en un código de normas éticas que afectan a los profesionales de un determinado colectivo. Generalmente ha sido aprobado por la corporación correspondiente (Colegio de Médicos p. ej.), que vigilará por la calidad del ejercicio profesional y prestigio social.
Las leyes están relacionadas con la ética, al menos en su fundamento, pero en la práctica pueden darse leyes inmorales. No debemos confundir legalidad y moralidad, aunque sería deseable la máxima coherencia entre ellas.
Existe una gradación de estos tres conceptos (ética, deontología, ley) según su nivel de exigencia. La ley establece unos mínimos que se deben cumplir para convivir en sociedad
La ética médica (conjunto de principios y normas morales que regulan la asistencia médica) tiene como fundamento ineludible el comportamiento y las relaciones interpersonales establecidas entre un médico (sabedor, conocedor y actor competente) y un paciente (objeto y sujeto, a la vez orgánico, social y personal), en el que aquel ve un amigo.
El término bioética es de reciente aparición (1971), y expresa la ética de la vida biológica. Trata de sustituir a otros términos como ética médica o deontología médica, dándole un enfoque secular, interdisciplinario, prospectivo, global y sistemático. Este término permite la incorporación de otros profesionales de las ciencias de la vida, o del derecho. Es decir, la parte de la ética o filosofía moral que estudia la licitud de las intervenciones sobre la vida del hombre, especialmente en la Medicina y las ciencias de la vida.
El respeto a la dignidad humana exige el respeto a cada uno individualmente. Debe valorarse la igualdad entre todos ellos y su distinción individual. Este concepto no es aceptado por todos los planteamientos éticos.
PROBLEMAS EN LA PRÁCTICA CLÍNICA
Se consideran problemas éticos aquellas cuestiones morales susceptibles de varias soluciones que se intentan resolver por medio de procedimientos científicos. Parte de "lo que es bueno o justo hacer" y su justificación.
Son dilemas éticos la toma de decisiones en condiciones de incertidumbre que hace el profesional en el ejercicio clínico, considerando y jerarquizando los valores morales para asumir la conducta más humana.
Un mismo acto médico puede ser juzgado simultáneamente por tres códigos diferentes: la propia conciencia del médico, el código deontológico y el de la jurisdicción. Unas directrices éticas generales no pueden abarcar todas las situaciones que se producen en la práctica médica. Por eso en el análisis de situaciones concretas y las consecuencias de la aplicación de los principios, nos podemos encontrar ante un dilema de tipo ético.
En la práctica clínica es frecuente la aparición de cuestiones éticas que muchas veces no se reconocen como tales, y se resuelven de forma intuitiva (según la ciencia, conciencia y experiencia del médico).
Otras veces se plantean auténticos dilemas éticos, es decir, problemas cuya solución se encuentra entre dos proposiciones que parecen oponerse entre sí, y constituir ambas un deber para el médico. Al tomar una opción para cumplir con un principio, se contraviene el otro. Se trata de escoger entre dos opciones que en principio son buenas, pero que se excluyen mutuamente. Para resolver estas situaciones no son suficientes la simple intuición, ni las buenas intenciones, ni la adhesión a las costumbres de la Medicina local. Es necesaria una adecuada formación profesional que permita identificar, enfrentar y resolver estos dilemas.
En estos casos conviene seguir un método sistemático de reflexión que permita elegir una solución correcta en relación a principios éticos universales. Estos procedimientos ayudan a tomar una decisión teniendo en cuenta todos los factores relevantes, y evitan que se actúe presionado por la situación.
Existen diversos métodos en relación con las diferentes teorías que existen en la bioética y que ya hemos desarrollado.
En general, la bioética norteamericana se preocupa más por los procedimientos para tomar decisiones; busca el modo de acción más adecuado, sin fundamentar los principios que propone. Esto se debe a su pragmatismo, y a las presiones legales, que exigen ser cautos.
En cambio, la bioética europea, aunque influida por la americana, está más orientada a definir las ideas que sustentan los modelos bioéticos (metabioética). Se trata de una cuestión difícil, ya que puede haber acuerdo en el respeto a la vida humana, la libertad individual o el bien común, pero es más difícil reconocer los límites naturales de la vida humana, fijar los límites de la libertad individual o decidir como se debe enfocar el bien común.
Cada corriente bioética tiende a diseñar su propia metodología para analizar los problemas éticos. Aunque a veces pueden parecer discrepantes, en cierto modo pueden considerarse complementarias. Estas corrientes han sido expuestas en el apartado anterior. Entre ellas destacan la bioética de los principios (principialismo), la bioética de las virtudes (propone el "buen hacer profesional" como cuestión fundamental, en conexión con el "bien hacer del paciente" que es el fin prioritario de la actuación el médico y anterior a sus intereses personales).y el causismo.
ANÁLISIS
La importancia de la ética médica radica en la necesidad de normar los actos médicos en un mundo en el que los descubrimientos científicos y los avances tecnológicos suceden rápidamente, abriendo nuevas posibilidades de acción. El que puedan hacerse muchas cosas, no significa que todas ellas deban hacerse. Entre los principios que rigen la ética en medicina encontramos los de honestidad, cuidado, integridad, no discriminación y confidencialidad. Gracias a la ética médica, el paciente tiene la seguridad de que su información personal será privada, o que se respetarán sus deseos de atención mientras esté incapacitado.
" La ética médica es una manifestación de la ética en general y se refiere, específicamente, a los principios y normas que rigen la conducta de los profesionales de la salud . La naturaleza del trabajo en la profesión médica requiere que las reglas de conducta sean estrictas.
La ética en salud constituye un campo de conocimiento y practica de límites aun insuficientemente definidos, tiene como antecedentes a la ética como fundamento teórico del todo el accionar profesional haciendo énfasis por supuesto en el área de la investigación, asistencia e investigación médica.